Almohadas, cobijas, ropa de cama, cortinas y tapetes son los elementos que componen una habitación y que, de no ser escogidos adecuadamente, pueden afectar la salud del huésped.
por Vanesa Restrepo
Llegar a la habitación de un hotel es entrar en contacto con una amplia variedad de textiles que van desde las alfombras hasta las toallas y la ropa de cama. Todos estos elementos tienen algo en común: están en contacto directo con la piel del huésped, por lo que demandan estándares de limpieza altos para garantizar que no habrá experiencias desagradables.
Los procedimientos de limpieza cada vez deben ser más eficaces y rápidos, pues estamos en un ambiente lleno de polución y apto para el desarrollo de un sinfín de enfermedades respiratorias que se agudizan cuando la persona no está en espacios limpios y ventilados.
“Los ácaros del polvo son un problema importante y contribuyen a los ataques de alergias”, asegura Javier Contreras, gerente de Ventas de la multinacional Valley Forge, reconocida por proveer textiles a diferentes cadenas hoteleras. El funcionario señala, además, un problema recuente que ha crecido como consecuencia del desconocimiento; se trata de los chinches de cama.
“Recientemente, los hoteles han visto un aumento en la infestación de chinches. Muchos no saben que los fumadores (aunque también ocurre en las habitaciones para no fumadores) dejan rastros de nicotina y humo de en los textiles y sábanas. Las huellas de humo y la nicotina pueden contribuir a las alergias de una persona”, precisó.
Entre tanto, Juan Fernando Valencia, director de Dotación Institucional de la multinacional Distrihogar, aseguró que las cobijas son otra fuente de alergias pues desprenden fibras pequeñas que pueden resultar molestas para el sistema respiratorio de los huéspedes.
La prevención va primero
La calidad de los textiles que se elige para la ropa de cama, las toallas y las cortinas es clave para determinar qué tanto mantenimiento requerirán para no generar molestias, acumular polvo o fomentar el crecimiento de plagas como ácaros y chinches.
Antes de elegir un textil, es importante que el administrador del hotel o el jefe de compras evalúe el diseño y el uso final que se les dará. En palabras de Javier Contreras hay que identificar dónde estarán los productos en la habitación y qué tanto estarán en contacto con el huésped del hotel.
“Después, hay que considerar para durabilidad y aplicaciones de repelentes a las manchas, y finalmente la resistencia a la humedad para evitar el moho, que es una de las principales causas de alergias”, precisó el representante de Valley Forge.
Una vez se han instalado, debe establecerse un plan de mantenimiento, limpieza y renovación para cada una de las piezas. Por ejemplo, en el caso de las almohadas, Juan Fernando Valencia recomienda que se reemplacen cada seis meses, ya que por su composición y uso, tienden a convertirse en un “saco de polvo”.
“Las almohadas deben forrarse con protectores antifluidos, para que no se transmita nada del rostro de un huésped a la almohada o viceversa”, asegura Valencia y precisa que esta es la pieza que está en contacto más directo con los huéspedes.
Tecnología, la tabla de salvación
En los últimos años los avances en nanotecnología y nuevos materiales han permitido crear telas más resistentes a los ataques, durables y de aspecto agradable.
“La tecnología textil ha cambiado mucho y ponemos mucha atención en la creación de textiles que ayudan el medio ambiente para evitar problemas con las alergias”, explica Javier Contreras. Él se refiere a una nueva línea de textiles que se ha desarrollado con base en las fibras de los árboles de eucalipto.
Estas fibras se caracterizan por ser hipoalergénicas, además de que mantienen el calor y la humedad del cuerpo, lo que evita que se produzcan bacterias, por lo que se tiene un producto seco que proporciona buen descanso.
La nanotecnología también ha hecho su parte en favor de este segmento productivo. Uno de los avances más importantes es la producción de nanopartículas que se agregan a las telas con el fin de hacerlas antibacteriales, resistentes al fuego y a la radiación UV.
Así mismo, están las aplicaciones nanotecnológicas que favorecen la conservación del calor (usadas en climas fríos) o su expulsión (textiles frescos usados en zonas calurosas, desérticas o de playa).
Pero ninguna de estas tecnologías es infalible y la clave, según señalan nuestros invitados, está en la limpieza que se haga de cada una de las piezas. Las recomendaciones y procedimientos en ese sentido dependen de cada hotel y del tipo de textil del que se trate, pero en general los fabricantes aconsejan no usar agua muy caliente, emplear detergente de buena marca que no deje residuos, no usar blanqueadores o cloro, y evitar la sobrecarga de las máquinas de lavado.
Alfombras en el ojo del huracán
El sector hotelero atraviesa por una dicotomía respecto al uso de alfombras en las habitaciones. Los detractores señalan que son la principal fuente de acumulación de polvo, además de un caldo de cultivo para los microorganismos que afectan la salud.
Los defensores, por su parte, explican que además de facilitar la actualización en diseño, colores y tendencias estéticas, el mercado ya dispone de materiales saludables que mantienen la sensación de espacios nuevos y frescos.
Así lo señala Verónica Lacoste, de Comunicaciones y Marketing de la empresa Interfaceflor, quien además puntualiza que antes el problema radicaba en que al registrarse manchas o daños se debía hacer un reempĺazo general, pues se trataba de alfombras en rollo en las que cualquier corte o reparación generaba problemas visuales evidentes.
En respuesta a esa necesidad surgieron las alfombras modulares. “El segmento hotelero está recientemente abriéndose a los productos modulares, básicamente por desconocimiento de las ventajas”, señala Verónica.
Agrega que los administradores “están acostumbrados al uso del rollo y por esta razón comienzan comparando valores, lo que varía dependiendo de la categoría de cada hotel. Afortunadamente las ventajas de las alfombras modulares están cada día en conocimiento de las personas que deciden y cuando sus exigencias de precio, retorno de la inversión, durabilidad, facilidad de limpieza, manutención y reposición, diseño, flexibilidad, sustentabilidad y pos venta se ven satisfechas o captan que hay todo un soporte de una empresa que acompaña, la decisión de compra es inmediata”.
Entre tanto, Elizabeth Kavlakian, de la consultora Deffer & Deffer Hospitality Solutions explica que la importancia de la resistencia a la decoloración y el fuego son las dos variables más consideradas a la hora de elegir una alfombra. “Las alfombras modernas son ampliamente utilizadas de pared a pared. Su composición basada en fibras naturales y sintéticas, su suave textura, tacto, eficacia en la absorción acústica y relativa facilidad de mantenimiento las han hecho muy populares para este tipo de espacios”.
Pese a todo, las manchas en habitaciones, pasillos, restaurantes y los olores son los problemas de más alta sensibilidad. “Si la alfombra no tiene una base impermeable, los líquidos o suciedad pasan bajo las fibras acumulando moho y bacterias, lo que deriva en esos olores desagradables y que son de un alto impacto negativo para los huéspedes o clientes que, de seguro, no volverán”, explica Verónica Lacoste.
En este caso, al igual que en la ropa de cama, la clave está en los materiales; verificar que haya una capa aislante bajo la alfombra, que las fibras tengan tratamientos antomicrobiales y establecer un plan de aspirado y lavado de acuerdo con las recomendaciones del fabricante.
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