Cuando era niño quiso ser presidente de la República de México, en la juventud estudió Medicina Veterinaria y Zootecnia, y en la actualidad es un hotelero exitoso. Conozca la historia de Armando de la Cruz Uribe.
por María Cecilia Hernández Ocampo
Desde su puesto como presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles, Armando de la Cruz Uribe, habla de cómo su vida se ha visto gratamente influenciada por su familia, de esas numerosas como las que se veían en otros tiempos.
“El negocio familiar estaba concebido para ser atendido y presidido por las mujeres de la familia. Por eso no dudé en estudiar algo distinto que no iba en la misma dirección de los planes de mi familia, estudié Medicina Veterinaria y Zootecnia en la Universidad del Bajío, ubicada en la ciudad de León”, narra el ejecutivo.
Sin llegar a sospechar que tomaría otro rumbo profesional y a pesar de su cercanía con el mundo hotelero, Uribe trabajaba con sus padres al tiempo que terminaba sus estudios superiores, incluso llegó a ejercer su carrera, aunque por poco tiempo.
“En noviembre de 1972 mi familia abrió un negocio propio denominado Motel Flamingo, una estancia de categoría tres estrellas ubicada en la ciudad de Irapuato, mi ciudad natal. En ese momento abrimos con 40 habitaciones, una cafetería, estacionamiento, tabaquería, tienda de regalos y alberca”, rememora.
Alguien debía trabajar en el hotel, y mientras que sus hermanas tenían edad de ocuparse de ello, los más grandes de la familia debían hacerlo. Es el tercero de diez hijos, razón suficiente para que diera ejemplo y, de paso, ocupara su tiempo libre en asuntos productivos.
Su primera participación dentro del negocio familiar fue a los 12 años de edad, como botones; posteriormente pasó a ser telefonista y recepcionista. Trabajó en esas labores desde 1972 hasta 1984 durante medio tiempo, bajo el mando de sus padres; paralelamente realizaba su carrera. En este último año obtuvo su grado universitario.
El camino que lo traía de vuelta
Pero el destino, o sus hermanas, ya habían decidido sus propias vidas e incluso, sin saberlo, la de él. Dentro de los planes de las mujeres de la familia no estaba la idea de manejar el hotel.
“Al terminar sus estudios mis hermanas contrajeron nupcias y se dedicaron a sus familias. Debido a mi experiencia en el negocio mis padres me pidieron hacerme cargo, pero era un plan provisional, mientras que alguno de mis hermanos menores estudiaba la carrera de hotelería y manejaba la empresa”, relata Armando Uribe.
Durante ese tiempo, explica el profesional, se hizo cargo de las áreas operativas, de compras, remodelaciones y mejoras. “Tomé algunos cursos y dimplomas en el manejo de personal, control de calidad, gerenciamiento de recursos, entre otros, todo con el fin de administrar bien la empresa de mis padres”.
De año en año, de espera en espera, el plan provisional se convirtió en la vida definitiva de nuestro invitado. Se fue adentrando en este cautivador universo hasta posesionarse como gerente de la compañía y finalmente como director general.
Se apasionó por este mundo de tal manera que lo que era un hotel, ahora es el Grupo Flamingo. Ha hecho crecer el negocio y se siente feliz de ello: Pasaron de 40 a 65 habitaciones, se construyó el restaurante, así como tres salones para eventos con capacidad para 100 personas cada uno; llevaron adelante la construcción y la puesta en operación del hotel Flamingo Kristal, con categoría de tres estrellas y 40 habitaciones. Consolidaron el Grupo Hotelero con la administración de cuatro hoteles más en la ciudad de Irapuato, y dos en la ciudad de Salamanca, en categoría de dos y tres estrellas, con aproximadamente 200 habitaciones.
“Lo que más me ha gustado de esta industria, y que de hecho es la razón por la que tomé la decisión de quedarme definitivamente en el medio turístico, es mi pasión por el servicio y las relaciones públicas”, asegura el entrevistado.
Grandes esperanzas en su país
Su pasión por los viajes, el cine, las caminatas, el derecho y la política en ocasiones tiene que ponerse en pausa, pues en su vida profesional ha ocupado cargos que requieren de toda su atención y esmero; ha sido presidente de varios organismos públicos como la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo, del Patronato del Parque Zoológico, d ella Federación de Cámaras de Comercio del Estado de Guanajuato, de la Asociación de Hoteles y Moteles local y, ahora, la nacional.
“La industria hotelera y el turismo en México son un diamante en bruto, con altas expectativas de crecimiento y desarrollo. Lamentablemente su evolución ha sido muy lenta en relación al potencial que actualmente tiene. Una de sus principales debilidades es el empirismo y la improvisación, así como la falta de profesionalismo que existe en el sector y la falta de apoyos gubernamentales, como una banca de desarrollo específica para su modernización”, opina el profesional.
Sin embargo, continúa, “considero que una de sus más grandes fortalezas es que México cuenta con una característica irrepetible en el mundo: la calidez de su gente y el enorme potencial en recursos naturales, históricos, culturales y gastronómicos”, enfatiza.
Precisamente esta serie de carencias y de fortalezas han calado hondo en la mente de Armando Uribe y lo han llevado a plantearse metas y retos personales y profesionales que se fijan más en el bienestar y desarrollo de su país que de si mismo, no en vano cuando era niño soñaba con ser el presidente de la república de México.
“Quiero hacer un papel digno y responsable al frente del organismo que actualmente presido, e igualmente en caso de estar a la dirección de cualquier otra organización. Como lo he hecho desde que estoy a la cabeza de la empresa familiar, donde tengo un reto fijo en la mente y es el de consolidar un grupo que preste servicios de calidad a un precio que se ajuste al contexto del turismo de negocios de mi región”, comenta.
Para nuestro invitado México es un país rico y mantiene en su nación, y específicamente en su mercado, inmensas esperanzas de desarrollo, evolución y crecimiento; por ello, se toma la palabra para recordarle al gobierno actual de su país las promesas que ha hecho en materia de turismo.
“El futuro de la hotelería en México es promisorio siempre y cuando el discurso oficial de que el turismo es una prioridad nacional pase de los dichos a los hechos, impulsándolo en realidad con proyectos que vayan dirigidos a la modernización, la capacitación y la promoción del sector. Por ejemplo, en el rubro específico de la capacitación se requiere un programa agresivo, principalmente para las pymes y mi pymes hoteleras, en donde se combinen la calidez única del mexicano con la calidad del servicio profesional que, bien capacitado, puede brindar”, señala Uribe.
Armando de la Cruz Uribe nació el 3 de mayo de 1960 en la ciudad de Irapuato, donde actualmente vive con su familia: su esposa y sus dos hijos, el primero acaba de egresar de la carrera de Alta Hotelería y la segunda, estudia la misma profesión. “Ellos no están en la hotelería por casualidad”, dice Uribe.
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