Un grupo de investigación proveniente de Alemania descubrió que las algas tienen propiedades que funcionan como aislantes de temperatura para edificios y en colaboración con industriales de ese mismo país lograron convertirlas en un material viable para aplicaciones.
De esta manera la ciencia ha logrado encontrar dos soluciones a dos problemas distintos; por un lado en las zonas costeras las algas varadas resultaban siendo un problema y por otro, el gasto de energía en labores de calefacción es significativo en temporadas invernales.
Las algas se consideran una materia natural abundante y renovable, son un residuo que generalmente es desechado, pero recientemente se ha descubierto que poseen una serie de características interesantes con aplicabilidad a la industria de la construcción.
Son prácticamente ignífugas y resistentes al moho. Según el grupo de expertos las algas pueden utilizarse como material aislante sin necesidad de añadir sustancias químicas exógenas en los espacios entre las vigas de los techos y el interior de las paredes y amortiguan las condiciones ambientales al absorber y expulsar vapor de agua sin perder sus propiedades aislantes.
Así mismo, contienen un bajo porcentaje de sal (entre 0,5 y 2 puntos), lo cual permite utilizarlas sin tener problemas de descomposición.
Algunos de los inconvenientes encontrados por el grupo de científicos es el proceso de conversión de las algas, pues es dispendioso y no es sencillo, pues las algas tienden a aglutinarse y adherirse entre ellas y a casi cualquier objeto.
El Instituto Fraunhofer de Tecnología Química (ICT), en colaboración con otros socios industriales, son los iniciadores de este proyecto.
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