Argentina. Desde 2013 Rosario cuenta con una normativa de vanguardia que promueve la eficiencia energética a la hora de construir nuevas edificaciones.
En mayo de ese año la intenta Mónica Fein estampó su firma en el decreto 985, dejando así reglamentada la ordenanza 8.757, que el Concejo Municipal había aprobado por unanimidad dos años antes, a finales de abril de 2011. Desde su puesta en vigencia hasta la fecha, fueron habilitados permisos de edificación de obra por más de 350 mil metros cuadrados que implementan diferentes mecanismos para lograr el ahorro de electricidad y de gas. Con esa experiencia acumulada, ahora la ciudad será tomada como modelo a nivel nacional: la Casa Rosada busca desarrollar un sistema de etiquetado de inmuebles para categorizar casas y departamentos según sus características y comportamiento en iluminación y climatización.
El proyecto del gobierno nacional se caracteriza por ser similar al llamado etiquetado de electrodomésticos, que categoriza por ejemplo heladeras y equipos de refrigeración con las letras A, B, C, D, E, F, G, H, I y J y colores verdes, amarillo, naranja y rojo según el ahorro –o no– de energía que garantizan respecto a un equipo estandarizado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial.
La idea es categorizar los inmuebles de modo análogo, reconociendo la mayor o menor eficiencia energética, lo que se traduce en ahorro de electricidad y gas.
Del mismo modo que el equipo tomado en cuenta por el Inti para asignar por comparación las etiquetas con colores que deben estar visibles en las puertas de las heladeras, Rosario será tomada como ciudad prototipo para la implementación de políticas de eficiencia energética en edificaciones, tanto viviendas colectivas como oficinas o edificios públicos.
La ordenanza 8.757 en vigencia creó el Programa de Construcciones Sustentables y Eficiencia Energética. El mismo puso en marcha una serie de exigencias a los constructores sobre el cumplimiento de indicadores que evalúan el rendimiento de los edificios en cuanto a su envolvente (las fachadas, cubiertas y muros límites de las edificaciones). Hoy, este requerimiento que se exige al momento de solicitar los permisos de edificación ya se aplica, en promedio por los metros cuadrados, a unos 350 edificios de 7 pisos.
Para ello, el procedimiento que forma el cuerpo de la ordenanza se acordó con todas las partes de la actividad de la construcción, sumando colegios profesionales, cámaras empresarias, instituciones educativas, organismos de control, entre otros. El mecanismo elegido consiste en ir incrementando las exigencias a medida que van cumpliendo diferentes etapas. Es así que en el año 2013 la exigencia recaía sobre los proyectos que superaban los 4.000 metros cuadrados, en 2014 los de 3.000, en 2015 los de 2.000, y este año ya alcanza a los de 1.000 metros cuadrados. Para 2017 tendrán que acatar la normativa los proyectos de más de 500 metros cuadrados, y en 2018 todos, sin excepciones.
El efecto que cualquier persona puede verificar es que desde que se implementó la normativa las grandes edificaciones no pueden contener aberturas con vidrio simple y sin protección, deben contar con cortinas de enrollar o con postigos, las paredes y los techos deben contener aislantes térmicos para que tanto el calor como el frío puedan ser controlados con mayor eficacia, amortiguando las diferencias de temperatura y generando habitáculos más frescos en verano y con menor pérdida de calor en invierno.
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