Argentina. Argentina encara un nuevo escenario frente a los aumentos en las tarifas energéticas, y en este contexto, el Consejo Profesional de Ingeniería Civil -CPIC- resalta la necesidad de cubrir tres niveles del problema: construir edificios eficientes en sus aislaciones y cerramientos, en segundo lugar analizar tanto el equipamiento tecnológico más eficiente como así también el uso y mantenimiento. Y por último, pensar en sistemas cada vez más accesibles para la generación propia de energía.
Epifanio Blanco en un texto publicado recientemente destaca que en el marco de los recientes aumentos de tarifas en nuestro país, se destaca una preocupación que está creciendo a gran velocidad en los últimos meses: la eficiencia energética. Desde el Consejo Profesional de Ingeniería Civil se plantea el modo más efectivo de reducir el gasto de energía en edificios, en tres niveles de abordaje. En primer lugar la construcción misma de un edificio, siguiendo luego por el uso de equipamiento de climatización e iluminación, -entre otros tantos componentes-, y en tercer lugar la posibilidad cada vez más factible de la generación de energías adicionales renovables que pudieran ser producidas por el mismo edificio.
El ingeniero Ramón Eyras y el arquitecto Ismael Eyras, expertos en la temática, explican: “Respecto de la primera solución al problema, los constructores deben tener muy en cuenta el proverbio “la energía más barata es la que no se gasta”. Para ahorrar energía utilizada en acondicionamiento térmico es necesario fundamentalmente lograr que aquella energía que brindamos sea mínima y que, por otra parte, se conserve. Para eso, es preciso mejorar la calidad de las aislaciones térmicas e hidrófugas en toda la envolente edilicia. Debe tenerse en cuenta entre otros factores la elección de las ventanas, ya que generan hasta el 57% de las pérdidas y ganancias de energía en climatización. En Argentina tenemos un clima beneficioso y poco exigente respecto de la conservación de la energía, por lo que no resulta prioritaria la colocación de sistemas de aberturas tan exigentes como en otras latitudes, donde el doble vidriado hermético es un estándar para la construcción; sin embargo resultan necesarias carpinterías que brinden estanqueidad y eviten los puentes térmicos. Asimismo, algunos elementos muy simples para proteger las ventanas, como las persianas o las celosías, generan ahorros muy importantes por la protección frente a los rayos solares y la aislación de pérdidas y ganancias de calor. Lamentablemente, en Argentina, estos sistemas han desaparecido desde hace unos 15 años en los edificios, transfiriéndose estos costos adicionales de climatización de la vivienda a los usuarios”.
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